En Troynoy, una pequeña isla del fin del mundo, hay una estación meteorológica. Diez osos polares adultos y varios oseznos llevan semanas dando vueltas por la zona. Confinados en el interior de la estación, cinco científicos rusos se enfrentan a un mes de espera para recibir ayuda. De acuerdo con la agencia TASS, los científicos se quedaron sin bengalas para ahuyentar a los osos y han tenido que abandonar los trabajos de observación que requerían salir al exterior. Según cuentan los meteorólogos (hay dos parejas casadas en el grupo) una osa polar pasa las noches bajo una de las ventanas de la estación. El 31 de agosto, uno de sus dos perros fue devorado por un oso.
“Hemos recomendado al personal de la estación que extreme las precauciones, que no abandone la estación y que continúe únicamente con las observaciones meteorológicas posibles”, dijo a la prensa Vassiliy Shevchenko, jefe de la agencia que dirige la estación. “A finales de octubre o principios de noviembre, las aguas cercanas a la costa se congelarán y los osos saldrán de la isla en busca de alimento. Estas cosas han ocurrido antes”, añadió.
A pesar del aparente optimismo de Shevchenko, un buque de investigación llegará a la isla dentro de un mes con más bengalas y perros para asustar a los animales. Los osos polares son una especie en peligro de extinción, su caza está prohibida en Rusia desde 1957. [TASS vía The Guardian]
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Moosh Redacción

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