Suicide Squad es una película extraña, y no solo porque tiene que ver con un grupo de supervillanos maniáticos basado en el universo de DC Comic. La película de por sí es una extraña mezcla de diferentes tonos, historias y trama que en su resultado cuenta con algunos elementos individuales geniales, pero en realidad no funciona muy bien como la suma de todo.
Aviso: esta es una crítica completamente libre de spoilers. Puedes leer con confianza y tranquilidad.
Escrita y dirigida por David Ayer, Suicide Squad sigue la historia de cómo Amanda Waller (Viola Davis) crea un equipo de villanos para que ayuden al mundo en una misión muy peligrosa. Suena como una trama bastante sencilla, pero visto desde el punto de vista de una buena narrativa, es todo lo contrario. Imagina si Marvel hubiese hecho The Avengers antes que cualquier otra película, pues habría tenido que presentar a Thor, Iron Man y todos los personajes individualmente en la trama.
Y eso es lo que sucede aquí. Lo que quiere decir que antes de que puedan hacer cualquier cosa, Suicide Squad tiene que presentar a casi una docena de personajes y hacer que te intereses en ellos. El primer tercio de la película es justamente eso, minutos con historias del origen de personajes, presentaciones de villanos y más. Lo que me sorprendió es que aunque es algo excesivo se siente prometedor. Sí, ciertamente pareciera ser algo monótono y se siente como si la historia no avanzara entre tantas presentaciones, pero también es un acto que tiene energía. A lo que me refiero es que después de ver esto querrás saber qué es lo que sucede en la película después.
Desafortunadamente, una vez el equipo comienza su misión, Suicide Squadcomienza a descarrilarse. Su objetivo es increíblemente ambiguo, y se torna aún más extraño a medida que la narrativa avanza, para al final de la película derrumbarse cuando hacen la gran revelación. Además, el tono relativamente coherente y entretenido del primer acto de la película cambia de forma drástica (para mal) en el segundo acto, el cual no solo es diferente en tono sino que parece una película de guerra más que cualquier otra cosa. Los personajes pasan entre 20 y 30 minutos caminando por allí mientras se aventuran en tiroteos. Si Suicide Squad fuera simplemente una película de acción, esto estaría bien, pero recordemos que estos personajes son villanos y algunos tienen superpoderes. Por eso verlos disparar sus armas en realidad no es tan emocionante.
De cierto modo la película es un reflejo exacto del equipo: un montón de partes y elementos interesantes que trabajarían mucho mejor estando solos que acompañados. Por ejemplo, el personaje principal de la película es el Deadshot de Will Smith; es la primera persona que conocemos en el film y el personaje del que cuentan más historia. Y es una historia bastante fuerte, pero también es predominante si la comparamos con la historia de casi cualquier otro personaje. A veces incluso pareciera que la película debería llamarse “Deadshot y seis otros”, en lugar de Suicide Squad.
El segundo papel más importante es el de Harley Quinn, interpretada por Margot Robbie, quien en realidad es la excepción que confirma la regla. Esto en gran parte gracias al talento y la actuación impecable de Robbie al dar vida a este personaje, se hace impredecible y cuando la vemos divertirse, el público también se divertirá. Ella aporta algo cada vez que está en pantalla, y cuando está en pantalla es lo mejor que le puede pasar a Suicide Squad. Pero ella viene de la mano del Joker, y él tiene sus propios problemas. Este es un villano tan importante y emblemático que se nos hace muy extraño que se sienta tan secundario en la película. No hay ninguna escena impresionante o grande con el Joker para maravillarnos. Sus apariciones ocasionales lo disminuyen al punto de que su papel en la película se equipara al de los personajes menos importantes en el equipo, y esto hará que incluso llegues a desear que no estuviera en la película.
En cuanto al resto del equipo, Diablo (Jay Hernandez) es el que obtiene más tiempo en pantalla, seguido del Capitán Boomerang (Jai Courtney) y Killer Croc (Adewale Akinnuoye-Agbaje). Pero en comparación a Deadshot y Harley Quinn estos son personajes secundarios. El resultado es que solo podrás sentir una de dos cosas por ellos al ver la película: te importarán cada vez que digan o hagan algo que permita avanzar la historia, o no te interesarán en lo absoluto cuando no aporten nada a la trama, y esto último pasa muy seguido. Esto se traduce en que la mayoría de los personajes de la película podrían desaparecer y a nadie le va a importar.
Y finalmente tenemos a la Encantadora, interpretada por Cara Delevingne. Ella también aparece mucho en la película y es uno de los villanos principales. Sin embargo, su historia deja muchísimo que desear, lo que supone un gran problema en el tercer acto de la película, cuando básicamente todo se relaciona a ella. La película la ignora casi por completo durante la mayoría del tiempo, para de repente centrarse por completo en ella, y esto se siente raro.
En un intento de mantener la dinámica entre todos estos elementos, el director David Ayer utiliza un montón de canciones pop famosas en la película. Demasiadas canciones pop, si somos sinceros. Desde The Animals a Kanye West, y de Eminem a The White Stripes. Es agradable escuchar estas canciones, pero en casi todas las ocasiones donde las usa el director las han elegido para representar algo en específico. Por ejemplo, la famosa “Seven Nation Army” suena cuando el equipo se convierte en un ejército. Cada canción es una maravilla por sí sola, pero cuando las pones en conjunto durante la película pueden tener choques sin sentido una con otra.
De esa forma la música termina siendo un reflejo exacto de la película: las piezas son buenas, pero en conjunto no son tan buenas como lo serían de forma individual. La acción puede ser divertida, algunos de los personajes son geniales y tiene algunos momentos emocionales; pero nunca se siente como algo coherente y genial en general. Se siente como una película de cine B, de bajo presupuesto, que ciertamente está llena de acción y efectos pero no por eso deja de ser de cine B. Se siente como si David Ayer tenía demasiadas partes con las que jugar y terminó creando algo decepcionante.
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