Lo que ves sobre estas líneas son las imágenes más detalladas jamás capturadas por la NASA del viento solar, producido por nuestra querida estrella. Es una ráfaga de partículas que ha salido disparada del Sol en forma de llamaradas (o fulguraciones) y que nos ha ayudado a comprender un poco más cómo funciona el Sol.
Uno de los grandes misterios de nuestra estrella para todos los astrónomos era el hecho de que las llamaradas solares se disipaban y perdían su fuerza casi inmediatamente al salir de la corona del Sol. Esto nos beneficia y ha facilitado que la vida se desarrolle en el planeta como la conocemos, pero después de ver esa ráfaga de energía y partículas salir disparada del Sol a los astrónomos siempre les ha parecido curioso el hecho de que se disipen tan rápido.
Para obtener las imágenes y estudiar este proceso la NASA ha utilizado su sistema STEREO, que consiste en dos observatorios espaciales que están apuntando al Sol desde el año 2006 (y gracias al cual obtenemos esas imágenes de llamaradas y erupciones solares cada año).
En un reciente estudio la NASA ha anunciado que la culpa de que el viento solar pierda fuerza y se disipe tan rápido a medida que se aleja del Sol lo tiene el campo magnético a través del que viajan las llamaradas. En general, el Sol pierde el control magnético del viento muy rápido a media de que se aleja de la corona, lo que significa que el material dentro del plasma perderá mucha presión a una gran velocidad, por lo que el viento solar pasará a comportarse como un gas común y corriente y no como lo que era originalmente, plasma estructurado mediante magnetismo, según explica el líder del estudio, Craig DeForest.
La NASA estudia esta clase de fenómenos para poder entender mejor cómo funcionan las llamaradas solares y poder predecir si en algún momento estaremos en riesgo ante una erupción solar. Esperemos que no. [víaAstrophysical Journal / NASA]
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