El filósofo existencialista Jean Paul Sartre publicó en 1946 la
integridad de una de sus más importantes conferencias, a la que llamó
"El existencialismo es un humanismo". El objetivo de Sartre en esa
conferencia era defender su doctrina de los ataques y las numerosas
críticas que sufría, particularmente por parte de cristianos y
comunistas. Marca, indudablemente, un antes y un después en la
concepción que se tenía del existencialismo ateo que tanto se predicaba
por aquella época, puesto que intenta borrar la visión pesimista que la
gente tenía sobre el existencialismo, como doctrina negativa y
despreciativa del género humano, y la dirige hacia una doctrina
humanista que aboga por la libertad y fuerza del hombre por encima de
cualquier otra cosa, en su compromiso en toda causa.
Claro, reducido a esto, este existencialismo parece la doctrina perfecta, la que todos debieramos aplicar. El existencialismo tiene la virtud de constituir una serie de reglas y de normas de acción muy sencillas, y fáciles de entender para hacer uso de ellas en el plano práctico. Evidentemente, una filosofía que nos propone un modo de vida, como constante construcción de nuestra persona, parece magnífica. Pero a Sartre le criticaron enormemente por el pesimismo y la sin salida de su doctrina, y habían razones para ello, que a su vez, como la doctrina en sí, hay que relativizar.
En un primer punto, el hombre existencialista tiene la facultad de crearse de la manera que él desea. De hecho, no sólo el existencialista, sino todo hombre, en su naturaleza humana, que justamente por ello Sartre queria negar la idea de "naturaleza", tiene la libertad de elección constante que le permite su propia formación. Por otro lado, la persona que se elige de "mala fe", considerándose como objeto y renunciando a su libertad, no se crea él mismo a su voluntad, lo que se considera moralmente criticable. Sería el caso de las personas que no gozan de una coherencia en su pensamiento y en su acción, un hipócrita hacia los demás y hacia sí mismo, todo un traidor de la libertad. Pero la libertad en si misma nos permite elegirnos de mala fe. ¿Hasta qué extremo sería esto cuestionable, criticable? ¿Realmente considerarnos un objeto es tan negativo como Sartre exponía? De hecho, renunciar a nuestra libertad en ciertos momentos puede entrar dentro de nuestra propia elección y de nuestra libertad en sí. No a toda persona que elige la mala fe, en un momento preciso, le falta coherencia en su forma de ser. De hecho, la mala fe puntual podría incluso darnos una coherencia mayor con el hombre que nos estamos eligiendo y creando, para ser.
Ciertamente, desde esto punto de vista, no se podría llamar ni
considerar del todo "mala fe" pero esto no es más que un esbozo de una
teoría muy vaga. Porque, sin que suene a tópico, el hombre disfruta en
algunos casos con la sensación de dejarse llevar, y una mala fe positiva
podría proporcionarnos esa sensación. Se afirma que la mala fe es
criticable, en la medida en que es una mentira, desde cualquier otro
plano. ¡Pero qué pretensión tan grande el considerar de manera tan vaga
una actitud de mala fe, sin tener en cuenta las infinidad de variantes
que puede propiciar un ser humano exento de toda naturaleza! Esto es, lo
veremos más tarde, la negación de toda circunstancia que proclama el
existencialismo.
Es más, tenemos otro punto aquí que discutir. Sartre
declara que la persona que escapa de la angustia gracias a la mala fe es
moralmente cuestionable. ¿Cómo es eso? La angustia, como miedo, como
agobio ante la libertad total, es entonces inevitable. El compromiso no
se puede introducir aquí, la angustia es un sentimiento que puebla los
días de toda persona, está demasiado presente como para no buscar una
solución más real y eficaz. ¿Acaso toda persona que abraza la mala fe
para escapar de la terrible y tan temida angustia es tan miserable? De
nuevo, la mala fe se plantea como una posibilidad muy a tener en cuenta,
y que, desde aquí dejo en el aire la pregunta, ¿no se podría crear esa
mala fe positiva, en la que nos considerásemos objeto y a la vez
conciencia, y por lo tanto nos proporcionase una solución a nuestros
problemas sin hacernos víctimas fáciles de juzgar? Puesto, que, acaso
una persona que fuese completamente de mala fe, ¿no sería coherente?
Todo esto habría que explicitarlo y profundizarlo, pero la tan adorada y
perseguida buena fe quizá está dentro de la mala fe.
Otra crítica que se puede hacer a lo que aboga Sartre en esta conferencia, es ya desde el punto de vista moral. El filosofo justifica y da la razón a Dostoievski cuando éste declara : "Si Dios existe, todo está permitido." Evidentemente que el existencialista no puede aceptar toda noción de cultura presentada "a priori" en el hombre, pues derrumbaría toda la teoría de libertad humana en vez de naturaleza humana. La multilateralidad de conciencias que todos (o todos debieramos) aceptar en un momento deriva en la aceptación, tan simple como esta, de que no hay acto bueno o malo. Si, el existencialismo propone aquí una verdad que unimos a la verdad individual de la conciencia. El acto que elegimos, es completamente original y nos pertenece. Es una doctrina de libertad, está claro. Pero falta aclarar que según esa propuesta, si consideramos matar algo bueno, nada nos debería impedir de hacerlo. Salvo todo tipo de castigos y sanciones que otras conciencias nos impondrían. Problemático, ¿no? ¿No es esta idea una obviedad que no hace más que retroceder en el progreso humano, justamente una doctrina que se da el título de "humanista"? Es la consecuencia de empezar a partir del famoso cogito de Descartes : "Pienso, luego existo." Pero esta idea existencialista que pretende basar todo en verdades ontológicas no va a ninguna parte. Sin embargo, las acusaciones de presentar un existencialismo negativo en las relaciones humanas son vagas, imprecisas y sin sentido.
Evidentemente que hay en la relación de tu conciencia
con el otro una serie de límites y conflictos. Pero porque es el ejemplo
más interesante y el único que se puede aplicar para explicar los
problemas de la ausencia de libertad y del encerramiento de nuestra
persona en tanto individuo libre. Porque está claro que toda otra
conciencia ajena a nosotros nos limita, limita nuestra libertad. Pero
eso es en un principio. Alguien que quiera realmente aplicar de la
manera más correcta posible las enseñanzas existencialistas sabe que los
conflictos que las relaciones humanas propician se pueden solucionar.
Así, y tras un largo trabajo y esfuerzo, se puede conseguir lo que
parecía utópico. Una relación humana que no limita nuestra libertad,
sino que la acepta y por lo tanto la perfecciona. Si, pues una persona
que sabe que su libertad es respetada y valorada por el otro, goza del
placer del individualismo reconocido. Obviamente, tratar por completo
este punto no es el objetivo de esta crítica.
Y pasemos así a otro aspecto que hay que relativizar. Se exclama constantemente, que el hombre existencialista lleva en sus hombros la carga de toda la humanidad. Y así, todo acto que una persona cometa tiene como consecuencia la definición de un modelo de persona. Es decir, que cada acción define a la humanidad como nosotros mismos queremos que sea. ¿No es esta una carga demasiado pesada para cualquier ser humano? Es comprensible, aunque hay que especificar y detallar, que la idea que se pretende con esta responsabilidad es que todo acto que tomemos sea el mejor y el más correcto, es decir, perfecto, y de nuevo, coherente con nuestra persona. Pero, cuando tomamos una decisión y asumimos que es buena, no necesariamente debemos pensar que queremos que todos la tomen. Es decir, el famoso "como no todo el mundo hace esto", etc... La mala fe aquí descrita es complicada. Si lo debemos entender al pie de la letra, el concepto es problemático. Porque de nuevo, presenta un fallo recurrente en el existencialismo. Niega todas las circunstancias. Así que, para que este concepto fuese más lógico y recomendable, habría que tener en cuenta en detalle las circunstancias de la situación. Y debería entenderse más bien algo así como : "Este acto concreto es recomendable para toda la humanidad, si estuviese en mi lugar." Cambio ligero, pero que significa mucho.
Primera crítica: promueven el quietismo de pesimismo y de desesperación (teoría pesimista) critica hecha por los comunista.
Segunda crítica: subrayan la ignorancia humana, resaltando los aspectos negativos de la existencia y que se del hombre aislado que se capta en el cogito en menosprecio de la solidaridad.
Tercera crítica: el existencialismo promueve la anarquía moral. Todo
está permitido, no se puede juzgar la conducta de los otros ni la propia
(no hay reglas objetivas).
Porque esa es la mayor crítica que se le puede
hacer al existencialismo. La negación de toda circunstancia. Su
optimismo es tal que pretende que el hombre, al ser libre, es tan libre
como para ser capaz de todo. Y abandona la intención, y una enorme
cantidad de calidades del ser humano que son muy a tener en cuenta. Así,
el existencialismo acaba siendo una doctrina de culpabilidad. Porque el
hombre es tan responsabe y tan libre, que nunca deja de tener mala fe.
No se le debe criticar tanto su pesimismo, sino su utopía. Y negando la
dificultad de ser humano, de cambiar y de la infinidad de objetos que
nos rodean, ¿cómo puede ser esta doctrina un humanismo?
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