Como ya sabéis, sacar fotos en un día soleado o nublado influye mucho por la sencilla razón de que la temperatura general de los colores cambia. Esta temperatura se mide en Kelvin y puede ir desde valores de mil, que correspondería a lo ofrecido por la luz de unas velas o cerillas, la bombilla incandescente de toda la vida que tendría una temperatura de 2700K aprox, hasta valores de diez mil, que podría corresponder a los primeros instantes del amanecer o del ocaso. ¿Como controlar esto en una cámara réflex? Simplemente variando el balance de blancos según la situación en la que nos encontremos.
Podríamos decir que durante el amanecer, o en un día especialmente nublado y gris, podríamos alcanzar temperaturas de diez mil grados Kelvin, mientras que en las horas donde el sol luce en todo su esplendor, podríamos alcanzar temperaturas de 5000K a 6500K, que es lo que se conoce como luz día. Al atardecer, cuando el sol ya ha desaparecido del horizonte, la temperatura de color puede descender hasta los 1000K, propiciando que se vean colores muy “anaranjados” y tonos de piel poco naturales.
En las cámaras digitales tenemos diferentes configuraciones predefinidas que nos pueden ayudar a calibrar correctamente los colores de nuestras fotos. Según la cámara que tengamos podremos definir el balance de blancos más al detalle y conseguir reproducir unos colores naturales. En las cámaras de película, esto resulta más complicado ya que tendremos que hacerlo a través de filtros en el objetivo.
Las actuales herramientas de postproceso como Lightroom o Aperture nos permiten variar el balance de blancos con la fotografía ya tomada, siempre que hayamos disparado la misma en formato RAW, claro está. De esta manera podremos corregir una foto para que se representen los colores de la misma correctamente, aunque también podremos falsearlos para intentar emular un tipo de fotografía antigua o desgastada.

Quisiera compartir varias recomendaciones:
-Es importante saber que las cámaras digitales establecen el balance de blancos automático tomando el punto mas claro de la foto asumiéndolo como blanco y el punto mas oscuro de la foto asumiéndolo como negro, y en base a esto hace su interpretación de lo que cree es el color correcto. Ahora, si la escena que estamos fotografiando tiene un blanco puro y un negro puro este balance de blancos sale fantástico, pero si no hay blancos y negros puros entonces el color sale desviado dependiendo de la escena. Por este motivo yo recomiendo nunca usar el balance de blancos en automático.
-Trabajar siempre en formato RAW que nos permitirá hacer correcciones en post proceso, bien sea en photoshop, lightroom o bridge)
-Usar siempre el ajuste de balance de blancos para luz de día, que supongo que en la mayoría de las cámaras debe estar representados con un dibujito de un Sol. Así cuando trabajen con luz natural tendrán colores bastante cercanos a la realidad, y si trabajan en horas cercanas al amanecer o atardecer sus fotos quedarán con un agradable tono anaranjado que siempre es apreciado en las fotografías de estos temas.
-Y si quieren hilar fino, llevar siempre consigo una carta de balance de blancos o simplemente una superficie blanca pura (como un pedazo de cartulina blanca) y antes de tomar vuestras fotografías hacer un ajuste personalizado del balance de blancos exclusivo para la situación que van a fotografiar. Este es un proceso fácil y rápido que generalmente consta de tres pasos que consisten en(1) tomarle una fotografía a la carta blanca, (2) seleccionar esa fotografía como la referencia para el ajuste de blancos personalizados y (3) escoger la opción de balance de blancos personalizados.
Axact

Moosh Redacción

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